domingo, 6 de diciembre de 2009

Viajando en tren

Ayer, Sábado 5 de Diciembre de 2009, fui a capital. Para irme hasta allá me tomo el tren, el famoso Sarmiento, que no es tan malo como te lo hacen creer en la tele... a menos que quieras subir en Liniers en hora pico... pero este no es el caso y me estoy yendo de tema.



Yo viajaba con mi novio, los dos sentados, cómodos y además el tren estaba bastante tranqui, no había mucha gente ya que eran como las 4 de la tarde. En fin, a la altura de Ciudadela pasaron dos nenes ofreciendo colitas para el pelo a $1.
Es muy común ver chicos pidendo monedas o vendiendo tarjetitas. También lo es tener que escuchar las historias de cada uno de los que intentan conseguir algo de dinero: Un hombre en silla de ruedas que habla de cuando iba a la calesita: "... y las típicas golosinas de la plaza de mi barrio, los pirulines, los pochoclos, y ese copo de azúcar que mi mamá nunca me quería comprar..." (en otro post hablaré específicamente de este señor), la señora gorda que grita: "...TENGO TREEEES HIIIIJOS... LAMENTABLEMENTEEE... UUNOO DE EEEELLOOOS... ES 'DESCAPASITAAADOOO'...", entre otros, incluídos los vendedores ambulantes que ofrecen desde chocolates hasta linternas y cables usb.



¿En qué estaba? Cierto, los nenes. Bien, estos chicos vendían colitas de pelo y eran dos. No sé si hermanitos o amigos, pero me llamaron la atención porque mientras el más grande mostraba la caja con la mercancía, el otro chocaba los cinco con todos los pasajeros y preguntaba: "¿Todo bien, amigo?".
Y yo le pregunto a Facu (mi novio): ¿Cuántos años tendrán, siete u ocho?, y me dice sí, más o menos. Entonces cuando se acercaron a nosotros, y después de decirles que no teníamos plata (lo cual era cierto), le digo al más chiquito:
-Che, ¿cuántos años tenés?
-Yo ocho.
-¡Y yo nueve! - agregó el más grande. -¿No quieren comprar?
-No, de verdad no tengo plata.
-Bueno, está bien.
-Sí, y yo voy acumplir nueve también -seguía diciendo.

Daba la sensación de que se sentían regrandes. Pero yo los veía a los dos, tan chiquitos en el tren, solos. En un momento dejaron de vender y se pusieron al lado de la puerta del vagón a cantar algo que no entendí bien qué decia, pero daban mucha ternura.
Lo peor de todo es pensar que ahora son divinos pero en cinco años lo más probable es que empiecen a robar y se conviertan en delincuentes. Hoy son dos nenes que venden y cantan en el tren, son buenos, pero no tienen una familia que los cuide y los quiera (y lo digo con toda certeza porque si los quisieran no los mandarían a vender al tren).
Facu me decía: "Tendría que venir alguien que les pregunte ¿Dónde está tu mamá? Vamos con ella; y que se los saquen a esos padres". Pero eso no existe. Nadie hace nada por esos nenes que pasan sus días en la calle o en el tren. Porque en realidad tampoco se los pueden sacar, hay una ley que dice que los padres tienen derecho a hacerse cargo de sus hijos menores de edad.
Ahora, ¿Y los derechos de esos nenes? Ellos tienen que ir a la escuela, tienen que comer cuatro veces al día, tienen que tener una casa, una familia. Además ayer era una día horrible, con lluvia y frío, y ellos deberían estar calentitos en una casa, no en el tren.

Una vez, en la plaza de Morón, un nene mucho más chiquito vendía rompecabezas. Me llamó mucho la atención y después de comprarle uno de Superman le pregunté: ¿Cuántos años tenés? Y él levantó la manito y haciendo el número con los dedos me dijo: "Tres". A ese nene sí que me lo quería traer a casa.

Y acá es donde empiezo con mis idealismos... a veces me gustaría tener una casa gigante para poder traerme a todos esos chicos y cuidarlos y darles de comer. Mandarlos al cole, hablar con ellos y enseñarles que su vida vale mucho más de lo que creen.




Sinceramente esto me angustia bastante. Y lo peor es que yo no puedo hacer más que escribir mi desconformidad. Y quizás decirlo en la radio, pero nada más que eso.
¬¬
Ojalá que alguien que sí pueda hacer algo lo haga de una vez.

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